Anécdota ... ......... Anecdote ... .........

Uno de los viajes que mas disfrutamos fue el de el cerro "Gavilán" es una formación montañosa en la rivera sur de el Orinoco con una vegetación de sabana......tratamos de subir lo mas que pudimos con los vehículos para no dejarlos cerca de la carretera y a la vista de extraños, los dejamos en un primer valle al pie del cerro y seguimos a pie, tratábamos de subir hasta el tope. Subiendo el terreno cambiaba de rocas negras a morichales y valles con ese tipo de vegetación tipo sabana, una especie de monte bajo un poco mas alto que la rodilla y zonas de bosque pero no muy alto sin ser tupido.
En uno de los valles casi llegando arriba de esa vegetación baja y totalmente al descubierto empezamos a escuchar un ruido sordo seco mas bien como un zumbido y alguien grito "agachense" "silencio"....así lo hicimos el ruido era cada vez mas fuerte y de pronto vimos como una nube oscura de abejas del tamaño quizás de una camioneta "Van" grande nos paso como a treinta metros de distancia y como a siete metros de altura del suelo a una velocidad considerable, por supuesto nos quedamos petrificados con el corazón a millón y con la gran pregunta, serian abejas africanas?....se irían a devolver?....nos quedamos un buen rato tiesos sin hacer ruido solo mirándonos la cara de asombro.....

Cuando llegamos al tope encontramos una roca lisa, alta, la vista era imponente, allí frente a nosotros estaba el Orinoco, grande, con los reflejos del sol, con sus curvas e islas........wow...........impetuoso.

Como sabíamos que iba a ser un viaje o excursión de un día, habíamos empezado bien temprano en la mañana, pero nos tomo casi hasta pasado el mediodía el subir, por eso decidimos bajar por otro lado que nos pareció mas corto o mas fácil según los mapas que teníamos y decidimos seguir un riachuelo que aparentemente nos iba a llevar casi justo donde estaban las camionetas y empezamos a bajar menos al descubierto por ser una zona mas húmeda de bosque a la sombra y con una brisa fresca reconfortante.
La bajada era placentera después de el calor del día, poco a poco las riveras de la quebrada pasaban de vegetación de sabana a boscosa de copa mediana
de pronto el riachuelo ya era quebrada y empezó a convertirse en una especie de cañón cada vez mas profundo, cada vez mas difícil de seguir, hasta que llegamos a una especie de oasis hondo donde el bosque ya era mas selvático y donde la quebrada, así como así, desaparecía frente a nosotros en una cueva grande, profunda, oscura y fría..................

Ya era muy tarde para regresar, habíamos bajado ya por unas cuantas horas y si lo hacíamos seguro que la noche nos agarraría sin poder llegar a la seguridad de las camionetas. Que hacer? El mapa no era tan detallado pero indicaba el curso de la corriente y la topografía, esa cueva y el cañón no estaban detallados.

De acuerdo con nuestros cálculos ya debíamos estar bastante cerca de donde queríamos estar. Rodear la cueva y salir del cañón era casi imposible por la topografía escarpada, ya habíamos bajado mucho dentro de el y la vegetación de selva era bien tupida. Empezamos a investigar y a entrar en la cueva a ver que veíamos con la esperanza de ver luz del otro lado pero ese no era el caso no se veía nada mas que oscuridad absoluta, lo que si se sentía era una brisa suave, fría que subía y salia de ella que nos hizo tomar la decisión de seguir hacia abajo cada vez mas adentro de la cueva.

Con la luz que entraba por la boca de la cueva que era de el tamaño de una casa de dos pisos mas o menos seguimos el curso de el agua, el interior era todo piedras, piso y paredes, de diferente tamaño como de un derrumbe lavado por la lluvia y los años. La bajada era cada vez mas empinada, mas oscura, mas resbalosa por el moho y la humedad.
De pronto el agua desapareció dentro de las piedras la podíamos oír pero no ver, cada vez sonaba mas profunda y la cueva se iba haciendo mas y mas pequeña. Lo único que nos mantenía motivados a seguir era la brisa que se sentía venir de su profundidad.

Los ruidos de la selva y los cantos de los pájaros quedaron atras, el silencio del interior de esa cueva solo era interrumpida por nuestros quejidos y expresiones de frustración cada vez que nos resbalábamos nos pegábamos y nos caíamos, sin saber lo que nos esperaba mas abajo, mas adentro.....el agua solo era como un rumor seco, lejano.

Que haríamos si no encontramos salida?.....la bajada era tan pendiente, tan resbalosa, que sinceramente dudo que hubiera sido fácil salir de esa......... ..................trampa?

Al cabo de buen rato de esa incertidumbre llegamos a un recodo como una curva y a alguien se le ocurrió que apagáramos las linternas para ver si había algo de claridad, y así fue, una luz tenue, pálida se asomo por el recodo dándonos esperanzas, al llegar al recodo el ruido de la corriente empezaba a sentirse mas y mas ya como el de una caída de agua. El piso de la cueva se fue nivelando para ser mas horizontal y la luz empezó a ser mas fuerte hasta que vimos la boca de salida.
Los corazones empezaron a bombear con regularidad después de haber pasado unos 45 minutos o mas de incógnita, de ansias, de taquicardia.

Seguimos acercándonos a la salida disfrutando de los colores que veíamos en contraste de la oscuridad en la que habíamos estado. Las matas, helechos, árboles, lianas, palmeras, moriches y la pequeña piscina que se formaba en la entrada, por fín la selva otra vez.
Era también una especie de cañón de vegetación tupida y de selva como de unos treinta metros de largo con paredes casi verticales lleno de piedras marrones y el agua corría a través de ellas sin ser muy ancha.

Piedras marrones?....... Si todas las piedras de la cueva eran negras, típicas de esa región, porque estas eran marrones?, y el olor ?, que es este olor tan desagradable? Nos preguntábamos, y porque hasta las hojas de algunas matas también son marrones?.........................................

Habíamos salido de la cueva tapada por el bosque de la selva y sobre la cual había un dormidero de monos "araguatos".
Estos monos en Venezuela viven en comunidades de 10 a 15 individuos y son relativamente grandes pueden llegar a pesar mas o menos 9 kilos así que se podrán imaginar el tamaño de sus desperdicios, y cuando escogen un sitio como su dormidero lo usan por un tiempo de cosecha, hasta que las frutas o los retoños que comen se agotan y se mudan a otra copa de árboles...

Bueno, que les puedo decir, teníamos que salir de allí y solo había un solo camino ........................ atravéz de aquella inmundicia......lo que significó mas resbalones y golpes y morados...........quedamos embadurnados.
Desde ese día la llamamos "La bajada de los monos" no se si por ellos o por las peripecias que tuvimos que hacer para salir....

Y si, el mapa estaba en lo correcto llegamos a donde habíamos dejado las camionetas..........................

"Sin problema alguno"...................

De todas todas fue uno de los viajes que mas disfrutamos con bellos recuerdos y seguro que lo tenemos en nuestros sueños.